La ONCE seguirá trabajando para que su aplicación no establezca compensación económica a los editores.
El Parlamento Europeo aprobó -con 594 votos a favor, 8 en contra y 25 abstenciones- la Recomendación sobre el proyecto de Decisión del Consejo relativa a la aprobación en nombre de la Unión Europea (UE) del Tratado de Marrakech para facilitar el acceso a las obras publicadas a las personas ciegas, con discapacidad visual o con otras dificultades para acceder a los textos impresos.
Tras su defensa en la Eurocámara durante el día de ayer por parte de más de una veintena de eurodiputados, entre los que destacó la aportación de la española Rosa Estarás, la Recomendación salió adelante con el voto casi unánime del Parlamento, dándose así el penúltimo paso para que el Tratado entre en vigor en el entorno de la UE.
Se trata de la aprobación formal de la Decisión del Consejo para que la Unión Europea proceda a la ratificación del Tratado. Tras ello, es necesario el depósito del instrumento en la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual) para dar por culminado el proceso de ratificación, de manera que entrará en vigor para todos los países de la UE a final del 2018, una vez transcurrido el plazo de transposición de la directiva, según Bárbara Martín, responsable de la Oficina Técnica de Asuntos Europeos de la ONCE (OTAE), vicepresidenta de la Unión Europea de Ciegos (EBU) y una de las impulsoras del Tratado, en representación de España.
Y con esta perspectiva, desde la ONCE ya se está trabajando para que, cuando a finales de año Marrakech sea efectivo, se comience a producir el intercambio de sus fondos bibliográficos con usuarios e instituciones de personas ciegas y deficientes visuales de otros países de manera paulatina, progresiva y ordenada.
La ONCE, en colaboración con la EBU, ha participado muy activamente en todo el proceso de gestación y aprobación del Tratado, y mantiene su vigilancia para que la disposición de la directiva sobre la posible compensación económica a los editores de libros accesibles en cada país “sea voluntaria y no obligatoria, y si se produce, esté debidamente justificada”, explica Bárbara Martín. Una disposición sobre la que la ONCE ya se mostró claramente en contra.
El Tratado de Marrakech garantiza la adaptación y el intercambio transfronterizo de libros protegidos por derechos de autor para usos sin fines de lucro destinados a personas ciegas y con discapacidad visual. Esta mejora regulatoria dará como resultado un aumento de la disponibilidad de libros accesibles tanto en Europa como en terceros países que han ratificado el Tratado, reduciendo la hambruna de libros que afecta a esta población en todo el mundo; actualmente, solo el 5% de todos los libros publicados en los países desarrollados y menos del 1% en los países en desarrollo se producen en formatos accesibles.
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