Con un ámbito geográfico de acutación tan amplio como América Latina, desde FOAL tratamos de hacer extensivos nuestros esfuerzos para llegar a la mayor cantidad de personas con discapacidad visual. Sin embargo, somos conscientes de que detrás de las cifras de beneficiarios hay personas, y nuestra mayor satisfacción es comprobar que nuestras actuaciones suponen, en muchos casos, un cambio sustancial en sus vidas. 

Queremos compartir aquí algunas historias de vida que dan razón de ser a FOAL. Una de ellas es la de Sendy Salas, una niña ciega de 6 años que vive en San Pedro de Macorís (República Dominicana). Sendy perdió la visión a los 5 meses como consecuencia de un problema de desnutrición, lo que redundó en una situación de aislamiento y falta de escolarización. Gracias a la inciaitiva del Centro Nacional de Recursos Educativos Educativos para la Discapacidad Visual 'Olga Estrella', y el apoyo de la Junta de Andalucía y FOAL, Sendy pudo incorporarse a la escuela regular con el resto de niños y niñas de su comunidad, aumentando progresivamente sus conocimientos y autonomía personal. En el marco de este proyecto se hicieron las adaptaciones de material pedagógico y se capacitó a docentes para que otros 113 niños, niñas y adolescentes con discapacidad visual ejercieran su derecho a una educación inclusiva de calidad. 

Si quieres saber más sobre la historia de Sendy, puedes ver el documental que grabamos con su historia.

Otra historia inspiradora es la de Griselda, una mujer de Coatepeque (El Salvador) a la que un accidente le provocó su discapacidad visual. Griselda vio truncados sus estudios, hasta que se encontró con el Programa ÁGORA El Salvador y se formó en masoterapia y quiropraxia. El Programa también le buscó un trabajo en una de las empresas más reconocidas del país, que además supuso la primera experiencia laboral de Griselda y gracias al cual su familia tiene una fuente de ingresos. Pero lo más importante es que su inclusión laboral ha servido para que Griselda se sienta "realizada".