'Mi experiencia de voluntariado con FOAL en Camotán', por Jesús Morcillo
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Imagen de la capacitación en orientación y movilidad que Jesús Morcillo impartió en Camotán

Jesús Morcillo, técnico de rehabilitación de la ONCE y voluntario de FOAL, cuenta en primer persona su última experiencia en América Latina en Camotán (Guatemala). 

"El pasado mes de enero el sacerdote Francisco Murcia Ronquillo tomaba posesión de su nuevo destino como vicario parroquial en la iglesia de San Juan Bautista en Camotán, en el departamento de Chiquimula (Guatemala). Aquel día, no imaginaba que unos meses después sería el artífice de un maravilloso proyecto de ayuda a personas con discapacidad visual. Según él mismo me contaba, la cosa empezó de manera casual (aunque seguro que para el padre Francisco en los asuntos de Dios no existe la casualidad) cuando lo llevaron a visitar a dos personas enfermas. Para su sorpresa, la ”enfermedad” que padecían estas personas era la ceguera total. En el desempeño de su tarea pastoral, durante sus visitas a las aldeas y caseríos en la montaña, fue descubriendo a más personas con discapacidad visual. Poco después, creaba la pastoral para la rehabilitación de personas con discapacidad visual, pastoral que agrupa a 47 personas con deficiencia visual, 16 de ellos ciegos totales. Me contaron que el sacerdote salvadoreño hizo bajar la imagen de Cristo que preside el altar mayor de la iglesia para que los ciegos, como no podían verla, tocaran la escultura. ¡Bravo por el padre Francisco!

La Fundación ONCE para América Latina (FOAL) tuvo conocimiento de este bonito proyecto y ha decidido apoyarlo con tres líneas de actuación. Por una parte, con el envío de material (bastones, regletas y punzones, juegos geométricos, lupas); en segundo lugar, favoreciendo la integración laboral de estas personas con el Programa ÁGORA y, en tercer lugar, con un voluntario técnico de rehabilitación. Y es aquí donde un servidor entra a formar parte de esta historia.

El pasado día 19 de noviembre, acompañado por el padre Francisco y varios voluntarios de la pastoral, visitamos a algunas personas con discapacidad visual. En un coche todoterreno, que nos llevó hasta donde sólo un coche de este tipo podía llevarnos, y luego andando por senderos llegamos a unas casas muy humildes (suelos de tierra, paredes de adobe y techo de palma) en la aldea de Shupa. Tengo que reconocer que la experiencia me impresionó. Conocía la ceguera pero no la ceguera unida a la pobreza extrema: personas ciegas totales viviendo con lo mínimo y en entornos muy alejados. Aquella noche no podía dejar de recordar todo lo que había visto.

Durante la semana impartí una capacitación a doce profesionales de una asociación de discapacitados (ADISA) y a cuatro voluntarios de la pastoral, el padre Francisco también quiso unirse a la formación. En la capacitación se hicieron prácticas de orientación y movilidad en aquel entorno, tuve que improvisar y adaptar las técnicas de uso de bastón a un terreno de sendas y caminos. También se hicieron prácticas de actividades de la vida diaria y se vieron temas de baja visión.

El sábado día 24 era la reunión semanal de la pastoral en la casa de Bartimeo y ese sábado yo era el invitado especial. Se aprovechó la mañana para hacer prácticas de técnica guía y de bastón. Resultó emocionante ver lo agradecidos que son y las muestras de cariño que me mostraron.

Ha sido una experiencia inolvidable y de emociones encontradas. Por una parte, la impotencia de no poder hacer más para paliar la situación de estas personas y, por otra, la satisfacción de haber aportado mi granito de arena y haberles ayudado en la medida de mis posibilidades. Siendo consciente de la dificultad de transmitir sentimientos tan íntimos, he querido compartir esta experiencia con vosotros para animaros a que cada uno, en su entorno y según su disponibilidad, realice alguna actividad de voluntariado. ¡Vale la pena!"
 

Fuente
FOAL
ID migración Nodo
8965